El milagro de Potunduba
Corría el año de 1810. "Al caer la noche en Potunduba al margen del río Tietê" - Municipio de Jaú - el Capataz de una expedición procedente de Cuiabá, Manuel Portes, que había azotado a un miembro de su flotilla, fue por éste mortalmente apuñalado. Sintiéndose perdido y deseando confesarse invocó a Fray Galvão, manteniendo atónita a la tripulación que presenció así la llegada del fraile a esse desierto lugar.
Aproximándose al agonizante el fraile escuchó sus últimas palabras, lê absolvió y, de pronto, desapareció. En esse mismo instante Fray Galvão, que predicaba en uma iglesia en São Paulo, interrumpió su plática para pedir a los presentes que orasen com él por la salvación del alma de un cristiano que, lejos de allí, estaba agonizando.
Existe ahora una capilla que rememora ese acontecimiento, siendo un centro de devoción a Fray Galvão.