El pañuelo
Los familiares de un señor que estaba gravemente enfermo em Taubaté, le recordaban que debía confesarse, preparándose así "para hacer el viaje a la otra vida". Cuando él les informó que ya se había confesado con Fray Galvão todos sonreíran, pues sabían que el santo fraile no se encontraba en aquella ocasión en Taubaté. Como el caso urgia, dada la gravedad de la enfermedad, lê insistieron en su confesión. Entonces el enfermo sacó de debajo de su almohada un pañuelo que pertenecía a Fray Galvão, y que el fraile había olvidado sobre su cama durante la confesión. Nadie dudó más de la presencia del fraile, "pues su don de bilocación ya era notório en toda la capitanía de São Paulo".
En gratitud a Fray Galvão pueden encontrarse innumerables "Galvão de promesa". Se trata de personas que en su bautismo y en su registro de nacimiento, reciben de los padres ese apellido, como cumplimiento de una promesa por gracias alcanzadas.